martes, 6 de diciembre de 2011

Somos cigarros.

  Cuando con un mechero enciendes un cigarro, es como cuando naces; el calor del fuego es el calor que tus padres han utilizado para crearte.
  Poco a poco vas creciendo, igual que el cigarro se va consumiendo. Tu vida se consume con cada año que pasa.
  El humo del cigarro son como los recuerdos, muchos de ellos olvidados, algunos otros permanecientes en la memoria, como el olor que se queda en la habitación.
  Un cigarro se termina rápidamente como nuestras vidas, en cualquier momento se pueden apagar.




  Cuanto más deprisa queremos vivir más rápido se consume el cigarro que llevamos dentro.

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